miércoles, 7 de octubre de 2015


El período transcurrido entre 1967 y 2000 es la página más triste de la historia de Racing Club de Avellaneda








Mientras el país salía de un período de gobiernos de facto, en 1983, el club transitaba una de las etapas más oscuras. El 27 de septiembre de 1983, la torre del estadio Juan Domingo Perón se derrumbó y con ella casi se caen también las ilusiones de re apertura de la cancha, que había sido clausurada en 1981 por falta de mantenimiento.




En 1984 el club quedó expuesto a constantes embargos por parte de ex jugadores. Muchos dirigentes pensaban que, ante la crisis y la deuda de 1.200.000 dólares, había que deshacerse de la sede de Avellaneda y la de Capital Federal, con el fin de juntar el dinero necesario para salir del mal momento.






















En la década del 90, las gambetas y los goles mágicos de Rubén Paz no lograban sostener una estructura que se derrumbaba inexorable y dolorosamente. El estadio, en estado de abandono total, terminó por convertirse en depósito de papas. 





En 1984 los problemas en la tesorería se incrementaron. El club quedó expuesto a constantes embargos por parte de ex jugadores. 



Muchos dirigentes pensaban que, ante la crisis y la deuda de 1.200.000 dólares, había que deshacerse de la sede de Avellaneda y la de Capital Federal, con el fin de juntar el dinero necesario para salir  del mal momento. 


Más allá de los errores, el destino parecía también ensañarse con el equipo de Avellaneda, porque justo cuando consiguió el ascenso, a fines de 1986, al año siguiente se reestructuraron los torneos de primera.






En 1995, Otero, en ese momento apoyado por Daniel Lalín, comenzó a conducir el fútbol profesional con el aporte de capitales propios. 

                                    

El club dio un paso en pos de su saneamiento definitivo: en 1996 se cerró el concurso de acreedores y se abrió uno nuevo, siempre bajo la tutela del juez Enrique Gorostegui. El pasivo del club se redujo de 24.000.000 a 12.000.000 de dólares y eso fue festejado por la nueva dirigencia como un título. 


Sin embargo con el tiempo, entre Otero y Lalín surgieron diversas diferencias que minaron el camino del club, por lo que volvió a desviarse. 


En medio de otra crisis, a fines de 1997, Daniel Lalín se impuso en las elecciones a Enrique Cappozzolo y Mario Fracchia y se convirtió en el nuevo presidente de la institución






Sus promesas de devolver a Racing a los primeros planos terminaron pronto.

Lalín pretendió hacer una jugada económica para evitar la presión insostenible de tener que levantar permanentemente embargos para que el equipo pudiera utilizar a los refuerzos. 




Así y todo, las crecientes dificultades económicas hicieron inviable la normal continuidad de la entidad. Lalín perdió poder y en marzo de 1999 llegó un momento crucial en la historia de Racing.

Lalín perdió poder y en marzo de 1999 llegó un momento crucial en la historia de Racing.


Fue cuando la síndico pronunció la frase que nunca nadie quiso escuchar: “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir”. Era el fin.
La quiebra económica del club, pero el cierre total es impedido por la implementación de la Ley de Fideicomiso, la que le permite pagar sus deudas a largo plazo .

La síndico Liliana Ripoll, designada por el juez Gorostegui, tomó las riendas del club e hizo un manejo austero. De a poco, recortó los gastos del equipo, lo que significó también la resignación deportiva a no pelear en los primeros puestos. 


 Dos años más tarde, Racing pasó a ser gerenciado por Blanquiceleste S.A. presidido por Fernando Marín.

A fines el año 2000, con el aval de los que llevaron a Racing a la quiebra, se gerenció el futbol de la entidad de Avellaneda a manos de la empresa Blanquiceleste, que tenía diez años para levantar la quiebra.


 El período emblemático de la historia de sacrificio abarca desde el día en que Cárdenas le dio el título mundial hasta que Loeschbor cabeceó de pique al suelo ante Vélez. Esos 35 años de grandes tristezas y pequeñas alegrías  son tan parte de la historia de Racing como cualquier título.